Benedetta, ubicado en Palermo (Demaría 4709), nace de la mano de Agustín Brañas, un joven chef que recorrió sigilosamente su camino por el mundo de la gastronomía y que hoy lo plasma en su primer restaurante en Buenos Aires. Con más de veinte años de experiencia, formándose en Europa junto a chefs de grandes restaurantes, como The Ivy, The River Café, Tragabuches, Mugaritz y Maskana, y comandando las cocinas de más de 25 lodges en Latinoamérica, luego de tener años un servicio de catering en BA y habiendo abierto en 2015 un restaurante de cocina de fuegos en Los Alpes Suizos, en Gstaad, dos veces reconocido por Vogue Francia, decidió abrir una rotisería restaurant junto con su mujer Violeta Fumento, y su socio Federico Rosbaco.
Allí, ofrece un menú que interpreta todas sus cocinas, una propuesta de herencia con un twist contemporáneo que lleva la cocina que lo marcó a lo largo de su carrera, se encontrarán platos de excelente materia primera con finish de restaurante que representan una sofisticación de lo cotidiano.
Para tener materia prima de primera línea y una trazabilidad del cien por ciento, Brañas selecciona minuciosamente a sus proveedores, todos provenientes de lo largo y ancho de la Argentina. “Soy un abanderado del Farm to table. No hay ni un producto que no sepa de dónde viene. La nuestra es una cocina muy consciente, de materia prima muy fresca, con pesca al 100 % de anzuelo proveniente de botes de proveedores de Mar del Plata y alrededores, frigoríficos que conozco hace más de diez años y cuyas vacas pastan en el campo. Benedetta es muy verde, muy vegetal, con toques de carne de alta calidad”, explica el chef.
La carta de Benedetta es un recorrido completo por platos pensados para todos los paladares. Se comienza con diferentes raciones, como porotos alubia o berenjenas al escabeche; variedad de entradas, como croquetas de osobuco, gravlax de pesca blanca, pastrón de Benedetta o Ricota al Forno. Los principales viajan entre opciones veggies, cárnicas y pasta, con pulpo, quijada braseada, milanesa de bife angosto, de pesca del día o de berenjena, entre otros. Las guarniciones descansan en los vegetales, combinados de manera original, como las zanahorias quemadas con queso de cabra, avellanas y cilantro; el zucchini fresco con parmesano, menta y almendras, o el carpaccio de remolacha con patagonzola. La propuesta se completa con postres homemade, como mousse de chocolate, flan de dulce de leche argentino y helados caseros hechos in situ, como pistacho, sabayón, dulce de leche, fior di latte, ciruelas y manga. Además, los mediodías suman tartas y sándwiches. Toda la propuesta se acompaña de una carta de vinos de interesantes bodegas y coctelería clásica con aquellos tragos que nos encanta tomar.
Comandado por el grupo de arquitectos Hitzig Militello en conjunto con Violeta, el salón está inspirado en el universo onírico, con texturas y materiales provenientes del mundo mediterráneo. Aquí, predomina el color blanco junto con mosaicos azules y turquesas. El elemento más característico son las ondas y olas del mar, implementadas a través de dos elementos constructivos en planta alta y baja. Furmento, también trabajo el setting del lugar con hermosos detalles de decoración.