“Lo que pasa es que no queremos otra Venezuela de Maduro o de Chavez en América”, dicen en Miami los inmigrantes latinos.
“Pasar el invierno, ver qué milagro sucede con los vencimientos de deuda externa en septiembre del 2022, llegar al mundial y ganarlo”, no parece ser un plan coherente que el mundo compre de Argentina.
Los medios de Europa y de USA, los políticos y funcionarios de países latinoamericanos, el FMI, los fondos buitres, las empresas multinacionales, los propios argentinos, venezolanos, cubanos en el exterior, todos parecen alertar a Argentina que por favor cambien de dirección, pero el gran país de Sudamérica, que a inicios del siglo XX llegó a ser top ten mundial en Pib (PBI), hoy no logra acordar un cambio drástico de economía; quienes hacen un profundo análisis aseguran que su enorme problema es su gran sesgo y fanatismo ideológico del cual no parece salir su población, que ha generado una de las mayores caída de PBi en los últimos cien años.
Argentina insiste en aplicar una inexplicable, desordenada , y por sobre todo decreciente política económica.
Lo que es evidente para el mundo, ayer el dólar llegó a traspasar los $ 315 pesos argentinos en la cotización del denominado dólar BLUE, mientras que el dólar oficial se cotizó en $ 135.75 pesos argentinos, lo que marca una absoluta negación de la realidad. Algo que sucede en Venezuela desde hace muchos años, ahora con una economía seudo ”dolarizada”, pero sin ningún tipo de plan y de transparencia.
“Lo que pasa es que no queremos otra Venezuela en América”, se escucha en todo Miami y “Argentina parece no querer darse cuenta que va en muchos indicadores, el mismo camino”.
Esta semana los argentinos en Miami, muy en contacto con la comunidad Venezolana de Doral, y con su accionar en Brickell y en todo Miami Beach, están muy activos. Ayer fue un día de muchos llamados, pero parece que el mundo está movilizado para que Argentina no caiga y la propia Argentina no se da cuenta de su muy delicada situación.
¿Por qué este país genera tanta preocupación en los mercados latinos, en la comunidad política, y a nivel mundial?
El primer factor es que incluso los países con tendencia de izquierda, no quieren que Argentina siga así cada vez con mayor pobreza, deudas, gasto público excesivo, emisión, restricciones a las libertades financieras, serios problemas de delincuencia e inseguridad física y jurídica, emigración de familias y de empresas y con otro posible default, porque eso implicaría que los países con lineamientos socialistas en Latinoamérica, incluso los sumamente ricos como Argentina, terminan pobres.
La Argentina , en noveno lugar del ranking mundial en términos de superficie, con 2,78 millones de kilómetros cuadrados, no es un país para ignorar, sus 47 millones de habitantes, sufren una inimaginable presión para realizar actividades comerciales, y es muy difícil producir y vivir en un país que tiene costumbres europeas, con retroceso y niveles de pobreza y de infraestructura, mucho peor que la que tuvo comparativamente a principios del siglo pasado. Buenos Aires era literalmente una de las capitales más importantes del mundo, a todo nivel, si bien hoy nadie puede negar que sigue siendo protagonista, ya no tienen el peso que supo lograr, por más ego Argentino que intente negarlo. Y esto se debe a sus innumerables crisis en donde la clase media y trabajadora, pasó de ser el sueño de inmigrantes del mundo a ahora emigrar de Argentina a el mundo. Esto es muy doloroso para una generación de padres que ven partir a sus hijos, cuando sus abuelos en cambio llegaron a hacer la Argentina Rica top mundial entre 1890/1915.
Lo de Argentina es inexplicable, tanto para los mercados como para los analistas, Argentina alcanzó el ingreso per cápita de EEUU y obtuvo un nivel de prosperidad considerablemente mayor que Francia, Alemania, Italia y España, y se sostuvo hasta poco más de la primera década del siglo XX. La causa de su caída parece ser su auto boicot, Argentina no ha estado en grandes guerras, no ha tenido problemas raciales, ni religiosos, ni plagas, ni otros factores duros, más que su propias equivocaciones sostenidas por casi 100 años. Si se reconoce en Argentina que sufren de lo que denominan la brecha, pero a ojos vistas, no hay “dos lados” hay uno que es el que insiste con políticas populistas, y sobre todo con negar lo innegable de los resultados.
Lamentablemente los análisis duros que se realizan para Argentina y que intentan apartarse de la política para lograr una mayor claridad terminan siempre en la evaluación que Argentina tiene un problema de ideología inexplicable desde el punto de vista político. O sea tiene todo para ser potencia, menos su concepción ideológica de la realidad económica.
Mientras que parte del sector político , gobernante o incluso parte de la misma oposición, siempre culpan de todo, a factores que tienen para ellos más que ver con poderes externos.
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El segundo factor es que si Argentina cae, ni a Brasil, ni a ningún país limítrofe le conviene, y si bien Miami es uno de los lugares más elegido para resguardar toda la inversión que emigrantes de Colombia, Chile, Argentina, Venezuela, realizan, en el fondo perder un país, de la magnitud que supo ser Argentina, tanto para la economía de mercado, como para el desarrollo de talentos y de cultura regional, hoy, es muy problemático.
Tercer factor: Argentina es rica! Pero la inestabilidad institucional a todo nivel y la corrupción negada o ocultada, atenta contra su abundancia de oportunidades.
La incapacidad para mantener en el tiempo las normas impositivas, laborales, cambiarias, monetarias, principalmente, derivaron en recurrentes deterioros de los índices de bienestar de los argentinos.
La solución:
Argentina parece haber elegido hace muchas décadas el camino del castigo.
Castiga a quien produce, importa, exporta, trabaja, es honesto.
Castiga al campo ( su principal industria), a los que piensan distintos, a los que analizan los mercados con ciencia en lugar de lo que denominan “militancias”. Quién tiene propiedades se los castiga, quien “tiene” en Argentina, se lo castiga. Al que da trabajo, se lo castiga. Argentina castiga a su clase media y a la trabajadora, castiga al empresario, castiga a las empresas extranjeras y a las propias. Castiga a los medios que opinan, a quienes no son “militantes”, pero en cierta forma también castiga a sus propios integrantes del poder, porque gobernar hoy Argentina es realmente un castigo, ya que parece periódicamente ser ingobernable.
La solución es … ¿Qué pasaría si Argentina alienta? Si! ¿Qué pasaría si alienta la inversión extranjera, el trabajo, la honestidad, que pasa si decide alentar a quienes producen, a quienes dan trabajo, a quienes toman riesgo, a quienes ganan dinero legítimamente y a quienes compran bienes inmuebles?
¿Qué pasa si Argentina alienta a ganar más en vez de perder cada vez más?
¿Qué pasa si Argentina cambia el castigo de hace 100 años, por un nuevo aliento como lo hizo cuando fue potencia mundial y fue el lugar donde todos los hombres del mundo llegaban y prosperaban en su suelo y formaron una gran Nación?