La metáfora del "despertar del gigante dormido", en referencia al voto latino que podría inclinar la balanza a favor de los demócratas, fue una imagen recurrente en los debates políticos en los últimos meses que finalmente no se hizo realidad.
Clinton obtuvo la victoria en estados con Nevada, Nuevo México o Colorado apoyándose en el voto latino, pero perdió por poca distancia el territorio clave de Florida, otro importante enclave hispano en el que se determinaba el destino de 29 votos electorales (se necesitan 270 para alcanzar la Casa Blanca).
En esta decisiva entidad, Clinton trató de convencer a los latinos con la promesa de una reforma migratoria, mientras que Trump apeló a aquellos votantes hispanos que recelan de cualquier acercamiento de Estados Unidos a Cuba.
Los futuros análisis sobre el resultado de Florida y el signo del voto hispano en ese estado también tendrán que contemplar un territorio cada vez más diverso con notable presencia de venezolanos, colombianos y puertorriqueños.
En tal sentido, es preciso considerar el mensaje conciliador del nuevo presidente electo: Donald Trump prometió que será un "presidente para todos los estadounidenses" al anunciar su victoria en los comicios presidenciales. "A todos los republicanos, demócratas e independientes en esta nación les digo que es momento de que nos reconciliemos como un pueblo unido", señaló.