En un contexto de globalización, movimientos migratorios y conexión internacional, se exponen aún más las diferencias y los contrastes culturales. Sin embargo, también se alinean y aclaran ciertas similitudes que la humanidad comparte. Argentina se ha acostumbrado a recibir extranjeros durante toda su historia y, también, a decir adiós a los suyos.
Una gran comunidad de argentinos vive en Florida, han viajado en busca de nuevos sueños y proyectos, formando familias o llevando las propias. Así, el territorio norteamericano ha dado nuevas oportunidades a emprendedores y profesionales que cargan una valija de talento. Un caso es el de Churro World Co, un negocio exitoso creado por un argentino que ofrece churros gourmet y refresca la idea de un producto con alma de América del Sur.
Así es como también, en aquellos viajes van las formas de ser, pensar, construir y vivir el mundo. Entonces, en esta nueva dinámica mundial hay que analizar cuánto de lo que somos cargamos en nuestras valijas, cuánto de lo que creemos compartimos donde llegamos, cómo afecta quiénes somos a aquello que queremos construir. Al emigrar se van costumbres y hábitos. The Empanadas ha vendido miles de productos en Florida ofreciendo nuevos sabores e innovación en un producto de raíz bien argentina.
Entonces, las ideas se exportan, modismos y pensamientos arraigados de historia acompañan a cada argentino que decide generar un nuevo proyecto lejos de su tierra natal. Así, lo mismo sucede con otras nacionalidades que llegan a Argentina trayendo sus comidas, canciones, modales, sus historias.
Es fundamental indagar sobre aquello que nos transporta y de lo que estamos hechos: es eso mismo lo que construye, emprende y trabaja, sin importar qué tierra se pisa, qué idioma se habla y en qué nueva ciudad se vive.
La diferencia de Miami claramente hoy es que estas migraciones están formando una gran cultura diversa, la cultura anglolantina, única de La Florida.