"Creo que el sistema cambiará la forma en la que fabricamos sustancias químicas finas, y posiblemente medicamentos. Irá aumentando la confianza y la colaboración, por lo que esperamos que la industria lo reciba bien", explicó a los medios de comunicación uno de los científicos del proyecto, la profesora Lee Cronin.
Además, Cronin aclaró que el sistema hace posible que las sustancias químicas puedan estabilizarse y aislarse "como en la industria química tradicional".
Según detallan los autores en su estudio, las plantas centrales de fabricación de medicamentos son costosas de mantener y reutilizar para la producción de diferentes medicamentos.
El software se utiliza para identificar las reacciones químicas y los procesos necesarios para cada medicamento, y luego se crean las cámaras y los componentes ideales con una impresora 3D barata, que cuesta aproximadamente 2.000 dólares.
Los investigadores probaron la capacidad del sistema para producir baclofeno, un relajante muscular, y descubrieron que podían usarlo para preparar el medicamento a partir de "tres sencillos pasos": identificación de las reacciones químicas y procesos, traducción a modelos 3D y creación.
Para los autores, este sistema tiene "múltiples beneficios", entre los que destacan el acceso universal, una distribución más eficiente y un sistema más barato.