En casi todos los países del mundo, se celebra el día del trabajo el 1 de mayo (fecha que coincide con la revuelta y paro general, realizado en Chicago); en Estados Unidos, la fecha clave es el 5 de septiembre de 1882, cuando el sindicato central de trabajadores de Nueva York, declaró un feriado laboral reuniendo en las calles más de 250 mil personas que protestaban por los salarios y jornadas laborales. Dos años después, en 1884, el sindicato de la federación laboral fija la celebración del día del trabajador para el primer lunes de septiembre. Unos años más tarde, el presidente Grover Cleveland estableció en 1887 el Día del Trabajo en septiembre, como feriado oficial en EE.UU. y evitar así, glorificar a los “mártires de Chicago”. La desigualdad entre ingresos y pobreza sigue en alza en el país más rico del mundo, ya que las últimas cifras dadas a conocer por el Departamento de Comercio de Estados Unidos indica en su último informe que casi 50 millones de estadounidenses son pobres.
Todavía, gran parte de la población del país, no han podido despertarse de la “pesadilla americana”, que indica que el umbral de pobreza de la primera potencia mundial es un ingreso de 23,492 dólares. Esto quiere decir que una familia tipo de 4 personas viven con un ingreso de 53.657 dólares al año, casi una subsistencia mensual para estas familias.
Por otra parte, la tasa de desempleo, se mantuvo sin cambios con respecto a julio. La oficina de Estadísticas Laborales expresó que el desempleo de EE.UU. en el mes de agosto fue de 4,9% y se esperaba que baje a 4,8%.
Durante la gestión presidencial de Barack Obama, el tema social fue un punto clave que estuvo en agenda del mandatario a diario y poniendo en práctica políticas de beneficios sociales que insumen 59.000 millones de dólares, además de los subsidios a las corporaciones para que sigan manteniendo los empleos, que en total suman 92.000 millones de dólares por año.
Ahora bien, a nivel mundial la desigualdad social también ha aumentado en todos los países desarrollados, con lo cual, es un gran desafío para el próximo presidente de los EE.UU. equilibrar la economía estadounidense, para generar una equidad social que ayude al crecimiento económico igualitario de la primera potencia mundial.