Con gran expectativa, el nuevo local se inauguró a inicios del mes de septiembre de este año, en pleno pulmón gastronómico de la ciudad: en una zona exclusiva del barrio de Leblon. Este espacio tiene capacidad para 75 comensales y luce una estética moderna con toques clásicos, que buscan emular el ambiente de una típica parrilla argentina con el fuego, la carne y el vino como protagonistas absolutos.
El proyecto, que nació de la mano de un socio brasilero-argentino con más de 12 años en la gastronomía, se llevó a cabo junto con un equipo de argentinos expertos en cocina, barra y servicio. Su menú estuvo a cargo del chef Agustín Brañas, considerado un embajador argentino de carnes con amplia experiencia en la asesoría de restaurantes de carnes en el mundo, quien además comandó durante tres años el restaurante Chubut Food & Fire -en el hotel de lujo ParkGstaad en Suiza- y hoy está al frente de Benedetta, su propio proyecto en Buenos Aires, con el que acaba de entrar en los recomendados de la Guía Michelin. La cocina, entonces, conserva platos icónicos de la cultura de este país con el fuego como protagonista en sus diferentes usos, como leña, carbón, horno de barro y hornos inteligentes. Por su parte, la carta de cócteles fue diseñada por Lucas López Dávalos -famoso barman y referente de la nueva coctelería, cuyo bar El Limón está incluido en la lista mundial de los 50 Best Discovery-, quien, usando destilados como el fernet y el vermut, propone una coctelería con guiños argentinos amalgamados con clásicos brasileros. La capacitación del equipo a cargo del servicio la llevó a cabo Valeria Mesones, una experta en el tema, que durante más de una década gerenció el equipo de Don Julio -el restaurante de carnes #14 del mundo y #2 en Latinoamérica- y hoy tiene su propia empresa consultora. Las dos arterias principales de este proyecto son la carne y el vino, cuya distinción radica en que todos sus cortes son directamente importados por proveedores argentinos, además de que es la única parrilla en la región con una cava exclusiva de vinos 100 % argentinos. De esta forma, Rufino Río se consolida como una propuesta que hace sentir tanto al local como al visitante en una parrilla en el medio de Buenos Aires.
La carta incluye una sección de “platitos”, entre los que destacan las empanadas de carne cortada a cuchillo, las croquetas de bondiola y provolone, el carpaccio de remolachas asadas con ricota, naranja y eneldo, y una provoleta al horno de leña con pesto de morrones asados, pistacho y albahaca. La parrilla se luce con distintos cortes de carne, como entraña fina Angus, vacío argentino, ojo de bife, bife de chorizo y asado banderita, mientras que del horno de leña se despachan las típicas milanesas y un asado del centro en cocción lenta. Para acompañar, el apartado de verduras ofrece un boniato al rescoldo brûlée con pistacho caramelizado, papa al plomo con queso crema y manteca de hierbas, morrones asados rellenos con queso gorgonzola, pimienta y perejil, y una contundente ensalada de papa y huevo con alcaparras y mayonesa. Al momento del postre, el dulce de leche es el rey en clásicos infalibles, como los panqueques de dulce de leche quemado a la chapa con helado de banoffee.
Como maridaje, Rufino presenta una carta de vinos, compuesta únicamente por etiquetas de bodegas argentinas de exportación, en su gran mayoría por vinos de la Bodega Catena Zapata, ubicada en Luján de Cuyo, Mendoza, y galardonada como la mejor bodega del mundo en la prestigiosa edición 2023 del ranking World's Best Vineyards. Por otra parte, la coctelería pisa fuerte con opciones como el Persiana Americana (ginebra, palta, piña, limón siciliano y eucalipto), el Barrilete Cósmico (fernet, Cynar, limón verde, zumo de naranja roja, sirope y menta) y el Pisco Gaucho (pisco, limón siciliano y Malbec), entre otros.