Miami emerge como un arquetipo conspicuo, donde las marcas de alcance global encuentran un abrazo cálido y florecen, consolidando su posición en el epicentro de la cultura anglo-latina. Es un reducto de disciplina empresarial donde las empresas se someten a un crisol de competencias sin parangón.
¿Dónde está la raíz de las grandes oportunidades en América Latina para sus empresas?
4 Tips vitales:
La raiz está en cambiar su forma de ver, ser y hacer, ya que las oportunidades desde el mercado internacional son más que favorables.
Tip 1: La diferencia entre tener comercios, versus marcas fuertes y empresas internacionales
La capacidad de una nación para engendrar marcas que alcancen triunfos a nivel global es una sinfonía que resuena no solo en su economía, sino también en los ecosistemas culturales y sociales, moldeando intrínsecamente la calidad de vida de sus ciudadanos.
Ser una nación pujante no solo demanda fomentar una atmósfera de aprecio hacia el valor de marca, sino también nutrir el terreno fértil para la gestación de marcas internacionales. Implica cambiar el paradigma de éxito y generar un cultura de invertir en la creación de valor.
En América Latina, es perentorio que despertemos a la relevancia transcendental de las marcas y cultive-mos una esencia arraigada en el valor de marca, un atributo clave en nuestro ascenso como sociedades y mayor calidad de vida.
Discernir que la prosperidad meramente financiera no guarda similitud con el triunfo empresarial, es el umbral de nuestra travesía. Éxito y triunfo, si bien parecieran sinónimos, trazan rutas dispares. Mientras un sistema comercial puede lograr resultados mediante vínculos monopólicos o acuerdos temporales o perpetuos con el Estado, la distinción radica en la grandiosidad de la visión. Al tiempo que uno navega el mundo con destreza o astucia, el otro teje estrategia y crea mundos a su paso.
El impacto, social, cultural y económico, exuberante en las empresas con la mirada fija en el horizonte de convertirse en marcas globales, se erige como un faro en un mar de diferencias. Esto es fundamental para implementar en cualquier microemprendimiento desde cero, por que esa diferencia cultural transforma la sociedad.
Transforma la “conformidad y mediocridad” de la demanda y transforma la competitividad de la oferta, en consecuencia obliga a generar exelencia en la economía, en las leyes, en la administración del estado y en consecuencia la política. Entonces se genera un espiral virtuoso ascendente.
Por eso es tan perjudicial que “negocios, negociados, comercios” mediocres, sin valor agregado, sin copetitivdad, sin cultura, se transformen en “seudo líderes” de un sector o a nivel nacional, esto implica que se tergiversa incluso el concepto de Éxito (mucho más cercano a la exelencia integral, que ha de “ganar” algo).
Entonces, ¿por qué se minimiza a menudo esta epifanía en lugar de abrazarla como una brújula para la prosperidad en los países de América Latina? ¿Nos duele, nos pone en un plano de autojustificación y de ataque? Reconocerlo sería darnos cuenta que muchos comercios exitosos incluso a niveles industriales no son realmente empresas de valor o marcas de valor.
Hacer el paso de bueno a excelente, nos es difícil, ¿porque implicaría aceptar que no somos excelentes?
Es una cuestión de percepción, una dinámica que nos conmina a salir de nuestra zona de confort, no solo por razones pecuniarias, sino principalmente para forjar una cultura, una sociedad y una evolución que impulsen la calidad de vida de todos.
Tip 2: Las marcas generan valor, generando mejoras en la calidad de vida, no solo de quienes comprar sus productos, sino en todo el entorno de la marca.
Una empresa que se convierte en una marca internacional no solo vende productos, sino que también crea una cultura de marca que afecta positivamente la calidad de vida de las personas. Empresas como Budweiser, Corona, McDonald's, Apple y Hugo Boss no solo fabrican y venden cosas, sino que se integran en la cultura global, generando valor y empleo en todo el mundo.
Hace poco, mientras observaba a un brillante colega y experto en la formacion de una cultura empresarial sólida, Guillermo Gonzalez (puedes encontrarlo en Instagram como @guillermogonzalez_ok), me percaté de la crítica que recibía de ciertos seguidores. Estos seguidores se sentían agraviados u ofendidos, yo diría que hasta victimizados, por su clarificación de la distinción entre un comerciante y un empresario. Para aquellos interesados en expandir sus horizontes, recomiendo fervientemente sumergirse en las obras (libros) de Guillermo, seguir sus andanzas en redes sociales y absorber la riqueza de conocimientos que comparte en sus videos.
Este hecho denota el verdadero insight que hay que “resetear”, incluso en grandes comerciantes triunfadores en nuestros paises.
Es meridiano que América Latina, en su mayoría, precisa una re-evolución ideológica (y digo agrede re-evolución, por que las revoluciones nos han atrasado en todo sentido), en cuanto a economía, política y administración estatal y también en lo que respecta a la cultura de valor. (Incluye branding, marketing, estrategia, calidad, competitividad)
Esta transformación es imperativa para nutrir un sistema saludable que promueva el surgimiento de empresas con un valor intrínseco y una calidad excepcional, en lugar de "comercios" que florecen en un entorno de escaso valor estratégico, sustentados principalmente en astucia.
No obstante, incluso dentro de este panorama de mercado, si logramos cambiar la perspectiva de los individuos, inversores, emprendedores y comerciantes, se desencadenará una cascada de mejoras en la sociedad, la política, las leyes, la excelencia y la eficiencia del Estado.
El cambio de paradigma es el faro que nos guiará hacia una realidad más prometedora y próspera.
Tip 3: Empresas que exportan marca, que exportan valor, no comodities.
Exportar marcas es fundamental para la calidad de vida en una nación. Tener empresas que exportan marcas significa que una sociedad tiene la capacidad de trabajar en colaboración con otras culturas y países, lo que a su vez mejora la calidad de vida en todas partes.
Tip 4: La importancia de una cultura de marca
Es vital comprender que una marca no es solo un producto, es un propósito, una experiencia infinita, una mirada al mundo. Las marcas crean valor, no solo en términos económicos, sino también en la cultura y la sociedad en general.
Nos hallamos inmersos en un mundo donde la expansión de la experiencia es el epicentro. No debemos confundir este fenómeno con las simples versiones "abreviadas" que circulan en línea, pues se trata de una experiencia en constante evolución, cada vez más interdisciplinaria, diversificada, co-creativa, colaborativa y asociada dentro del universo de las marcas.
Siempre debemos tener presente esta premisa fundamental: el verdadero negocio se encuentra en el trasfondo del negocio. Además, es la experiencia más enriquecedora que un servicio o un producto puede ofrecer.
Tomemos, por ejemplo, una cafetería. La esencia de vivir una experiencia completa en este contexto reside en mucho más que la simple taza de café. Implica la creación de una boutique completa de utensilios para preparar y servir el café de manera exquisita. Esto va más allá de una taza de merchandising básica. Incluye accesorios, velas aromáticas con fragancias de café, manteles de diseño, y una amplia variedad de dulces y repostería de café. Se extiende hasta abrazar el mundo de los licores de café, obras de arte, programas de capacitación, ropa con temática de café, delantales, cócteles, y por supuesto, experiencias enriquecedoras con baristas en eventos, servicios a domicilio, celebraciones y mucho más. En resumen, se trata de la creación de un auténtico universo en torno al café.
Este enfoque no solo genera riqueza, valor y empleo, sino que también contribuye al desarrollo cultural y al progreso. Da lugar al surgimiento de nuevas industrias y tiene un impacto positivo en las micro y macroeconomías. En esencia, esto es lo que distingue a una verdadera marca y a una empresa.
Cuando logramos llevar esta visión a un nivel que se pueda replicar, adaptar y amplificar en otros países, fomentamos el crecimiento de la cultura tanto en la nación de origen de la empresa como en los territorios a los que se expande. Esta es la senda hacia un progreso y un desarrollo sostenibles.