Vivimos en un mundo donde pocas veces se evalúa cuántas marcas internacionales tiene un país, reiteramos, “marcas”, no fábricas o industrias que incluso exportan, porque hay una gran diferencia de impacto entre ambas cosas.
Una gran empresa puede ser muy fuerte y exportar, pero fuera de su país, no la conoce nadie como marca. ¿Sucede esto en tu país? Puede que en determinado territorio esa empresa sea la más fuerte, e incluso que exporte muchísimo, pero si uno para a un consumidor en el exterior y le pregunta ‘¿conoces a la empresa “x”?’, lo más probable es que nadie la conozca. Entonces no es una marca internacional, es una fábrica que exporta o una industria que exporta.
Una empresa que tiene muchas marcas internacionales genera un impacto positivo mucho mayor.
Un país que tiene muchas empresas con marcas internacionales, aún incluso no produciendo en su país todo, es una sociedad que genera calidad de vida en su país y en donde produce o donde está presente como marca.
Por ejemplo Budweiser, Corona, McDonald's, M&M, Adidas, Apple y Hugo Boss no solo venden y fabrican cosas, de hecho algunas ni siquiera tienen fábricas, están presentes en miles de series y películas, realizan “experiencias” en muchos locales muy brandeados, generan líneas de extensión de productos como ropa, juguetes, incluso parques temáticos y merchandising, es decir, crean una cultura de valor de marca que impactan en un drástico crecimiento en la diversidad de trabajos que producen, proveedores que desarrollan, pero fundamentalmente en el valor agregado que introducen en la calidad de vida de la gente.
Obviamente que una empresa nacional que exporta o que compra fábricas en el exterior y que se vuelve internacional es muy importante para un país, pero ser una marca internacional es otra cosa. Significa formar parte de la cultura universal, integrarse al mundo, lograr empatía, trabajar con gente de cada país, generar ser parte de la vida de cada ciudadano. Esto es un gran avance social (humano), es una elevación de la cultura.
Que una nación tenga muchas “marcas” internacionales implica que tiene la capacidad jurídica, humana y organizacional de lograr cocrear con otras culturas.
Los políticos de cada país de América ¿se dan cuenta de esto? Los integrantes de las distintas ideologías políticas de Latinoamérica ¿ya se dieron de cuenta de esto? Los hombres de empresas latinas ¿han tomado conciencia de este propósito muy superior? Las facultades, los profesores, los ingenieros industriales, contadores, abogados, los mismos publicistas, periodistas, los hombres de marketing de Latinoamérica ¿se dieron cuenta de esto? Los gremios, los trabajadores, las instituciones, los economistas, los empleados públicos de cada país latino ¿han podido aceptar e incorporar esto como un resultado prioritario de valor para sus objetivos?
Que un país genere “marcas” que triunfen a nivel internacional implica que tienen por detrás un acuerdo social, organizativo y jurídico, donde la competitividad es producto de una cultura que respeta, valora e inspira ésto para el presente de la actividad humana, integrando conocimiento, justicia, seguridad, desarrollo económico y calidad de vida para todos.
Si una sociedad sigue discutiendo de manera vehemente ideologías, creencias limitantes del siglos pasado, estará presa de sus propias ataduras.
Pensemos en cuántas empresas de Latinoamérica son grandes fábricas en sus países, que compraron otras empresas en otros países, pero por ejemplo siendo grandes exportadores de consumo masivos o bebidas no han desarrollado parques temáticos (dentro de su portfolio, con inversión y riesgo) en su nación, o museos temáticos culturales con sus acciones como sponsors en todos los órdenes, o sus “templos” de marca, con juegos, línea de productos temáticos, indumentaria, gift, etc.
Imaginemos que esas grandes fábricas también se dediquen a realizar cross con línea de vajilla, productos de decoración, sus propias líneas de moda, bares temáticos donde resaltan los logros de la música, el deporte, el arte, el mundo infantil de sus naciones… o sea, ser una marca (dejar huella).
Una marca no es un producto, es un propósito, una experiencia infinita en vivencias, una mirada del mundo, una marca crea mundos, los amplía, crea valor.
Si queremos naciones fuertes, necesitamos naciones con cultura y educación, diversidad de instituciones que conformen una gran distribución del poder de una sociedad, pero además necesitamos que la cultura de esas naciones, desde las pymes más pequeñas a las fábricas más grandes sea generar valor, o sea sean marcas.
La diferencia entre una sociedad donde las familias o empresas hacen cosas para vender y una sociedad donde las pymes, startups y emprendedores hacen cosas con propósito para que los elijan, es también muy grande.
Una gran frase resume todo: “El marketing no está para solucionar los problemas de la empresas, su fin es solucionar los problemas de los clientes de las empresas”, Seth Godin.
El gran problema de una nación quizás sea también cuando en su cultura social, empresaria, piensan que el marketing tiene como objetivo suplir con ventas los grandes errores de su marca.
Un gran branding, junto a un gran branding, hace que una marca sea elegida, una gran nación, entre otras cosas muy importante, es la suma de muchas empresas que hacen marcas en un marco de impecabilidad jurídica, empresarial y humana. Marcas con propósito y de excelencia.
Si la familia, en toda la diversidad e inclusión de su concepción, y la educación son la base de una sociedad, las marcas son un signo diferencial de una nación con alta calidad de vida también, ya que para que esto pase, la división de poderes y la excelencia de las instituciones, son los protagonistas que permiten dicha proyección internacional.
La imagen que representa esta comparación es la foto de un mercado en una ciudad, con puestos ambulantes presentados de forma precaria, prácticamente como hace siglos versus un distrito lleno de locales, edificios comerciales y corporativos, food trucks, centros comerciales, parques temáticos y de atracciones, museos lúdicos y culturales, conectados por infinitas carreteras señalizadas y ordenadas.
Miami es claramente producto de una organización social, humana, inclusiva, evolucionada, libre y segura que representa la idea de muchísimas ciudades, países y de diferentes culturas de todo el mundo que están logrando ser sociedades donde el deporte, la cultura, el estado, las empresas, las marcas, las instituciones, el mercado, la economía, son partes de un todo, o sea son una unión libre y coordinada, y no partes en puja.
Por qué Miami es el ombligo la cultura anglolatina hoy.
¿Cuántas marcas internacionales tiene Brasil? ¿Cuántas México? Decimos marcas que todo el mundo reconozca, valore, quiera y busque. ¿Cuántas tiene USA? ¿Cuántas Colombia? ¿Cuántas Argentina? ¿Cuántas Chile?
¿Y cuántas de esas marcas, sus productos y sus centrales se quedaron en su países natales y son parte de grupos originarios de esos países? ¿Cuántas migran, también como migran familias o jóvenes de sus países? ¿Por qué muchas vienen a Miami?
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(Nota co creada con Marcelo Maurizio)