En esta experiencia de desarrollo, los mercados difieren según el continente y generan diferencias y similitudes donde la batalla sobre el poder digital, la concentración de data, la riqueza y globalidad de Big Tech impactan en el modo de vida de una sociedad digitalizada. El rol de los países, sus regulaciones e inversiones para la industria tech juegan en su propio tablero de ajedrez: ¿qué diferencia a Europa y a Estados Unidos en esta realidad?
Para tomar dimensión de las diferencias, Forbes afirma que “Las cinco empresas más valiosas de Europa combinadas, incluidas dos de Suiza, que no es miembro de la UE pero forma parte del Mercado Único Europeo, no igualan el valor de mercado de Apple, Microsoft, Google o Amazon”. A esto se suma que en “La industria tecnológica estadounidense parece imparable. De hecho, es la industria tecnológica más valiosa del mundo. Según CompTIA, en 2022, el mercado tecnológico de EE.UU. representará el 33 % de la cuota de mercado mundial, o aproximadamente 1,8 billones de dólares. La industria tecnológica europea es un enano en comparación con las FAMANG estadounidenses: Facebook, Amazon, Apple, Microsoft, Google y Netflix, que tienen un valor aproximado de 6 billones de dólares. Las empresas tecnológicas de Europa en su conjunto valen alrededor del 30% de cualquiera de las 4 grandes empresas estadounidenses. SAP, con mucho, la corporación tecnológica europea más grande, vale alrededor del 14% de Amazon o Microsoft”.
Europa deberá esforzarse por atraer más talentos a sus país, incrementar sus oportunidades laborales tanto en tecnologías de innovación como en nuevas ideas sobre energías y continuar un crecimiento sostenido. Como explica Forbes en su artículo, “Otra razón del sólido desempeño reciente de Europa es la asequibilidad del talento. Los salarios exigidos por los mejores desarrolladores de tecnología e ingenieros de software son aproximadamente 2 veces más bajos que en los EE. UU. Y a pesar de los informes perpetuos que citan la escasez de talento tecnológico, el 43 % de los fundadores que repiten creen que la profundidad del talento europeo sigue mejorando”.
Además, tiene el desafío de acelerar inversiones y capitales, crear negocios digitales escalables focalizando tanto en la creatividad como en la innovación, evitando cierto conservadurismo. Londres, Berlín, París y otras ciudades que fueron centro de la innovación hoy se ven acompañadas por nuevos polos como Estonia o Bulgaria.
En un chart de Statista se comparan mercados de capitales de Unión Europea y Estados Unidos:
El análisis determina que “estamos viendo progreso y aceleración en ciertas naciones, como Francia, que han tomado iniciativas para desarrollar el sector tecnológico europeo desde adentro hacia afuera. Las iniciativas del presidente Emmanuel Macron incluyen la expansión del programa francés TIBI a nivel europeo, lo que permitió a Francia atraer 5.000 millones de euros en inversiones de última etapa y desarrollar fondos especializados en empresas tecnológicas cotizadas de inversores institucionales. A nivel europeo, el país lanzó el Next 40/FT 120 (un indicador francés de las nuevas empresas tecnológicas más prometedoras). El país también adoptó la visa tecnológica europea, para ayudar a las empresas a acceder al mercado europeo fragmentado de manera más fluida y atraer talento”.
Según otro artículo de Forbes, una de las grandes diferencias entre Estados Unidos y Europa en su desarrollo tech se basa en cierta predisposición a lo nuevo y perder el miedo a la estructura conservadora de crear negocios: “En la UE, nuestra cultura de inversión es mucho más conservadora y las inversiones se realizan en pasos más pequeños”, explica Risto Rossar, director ejecutivo y fundador de la empresa de software de seguros Insly. “En los EE.UU., hay más optimismo y una disposición a dejar que los fundadores lo hagan. Esto crea más oportunidades para las nuevas empresas que tienen éxito, mientras que los fundadores que fracasan lo hacen más rápido, aprenden de sus experiencias y vuelven a dar la vuelta”. Y el Co-Founder de Billetto, una plataforma de tickets, Patrick Borr, afirma que “El regalo y la maldición en Europa suelen ser lo mismo. Es un excelente lugar para comenzar una empresa de tecnología, pero lograr una escala inicial es mucho más difícil que en los EE. UU. Si tiene su sede en Dinamarca, por ejemplo, todo su mercado local tiene solo la mitad del tamaño de Londres, por lo que rápidamente alcanza un techo. Y cada país europeo tiene su propio entorno distintivo sobre el que debe aprender y navegar”. A esto, el emprendedor analiza la diferencia con Estados Unidos y otras regiones globales y concluye: “No se trata de quién gana. Se trata de que cada región se esfuerce por crear sociedades humanas más eficientes utilizando la tecnología”.
De hecho, tanto desde el entorno económico como geopolítico, Forbes nombra que 28 compañías tech se han convertido en unicornios en 2022 y que eso es “evidencia de que nuestro ecosistema ya no solo es competente en el desarrollo de tecnología líder en el mundo, sino que es capaz de construir empresas tecnológicas líderes en el mundo”.
Será relevante para el viejo continente aprovechar la diversidad de culturas, países y mercados de consumo que sean más un asset que una debilidad: para lograrlo tendrá que modernizar regulaciones para nuevos emprendimientos tech y startups generando un ambiente menos hostil para invertir, crear y desarrollar desde Europa al mundo.
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