El arte de la guerra. El arte de la paz. El arte de las relaciones
En la actualidad, el panorama de las relaciones públicas no se trata de mantenerse al margen ni de complacer a todos, es necesario tomar decisiones firmes tanto a nivel nacional como internacional, y en este sentido, Milei está demostrando coherencia en sus políticas.
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El enfoque de Milei abarca dos políticas congruentes: una centrada en la diplomacia liderada por Mondino y en la agenda productiva, y otra orientada hacia el impacto financiero-geopolítico estratégico. Esto denota una enorme estrategia y diferencia de política internacional, no sólo con respecto a la historia Argentina, sino con el actual concierto de las naciones.
Aunque puede no ser del agrado de todos, los políticos argentinos entre 1870 y 1915 destacaron por su excelencia en las relaciones internacionales y su influencia tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, posteriormente, Argentina se cerró en sí misma, adoptando una falsa idea de nacionalismo que limitó su desarrollo. Los políticos Argentinos encerraron a Argentina y contaron sus falsas verdades, dogmas y hasta se mintió con los indicadores económicos, los índices sociales, los acuerdos y los montos de las deudas.
La apertura de Milei en todas las áreas de Argentina, atrapada en su propio autoengaño, representa un cambio significativo en la política del país. Su postura firme se opone al terrorismo, la delincuencia organizada, el exceso de burocracia estatal, la corrupción, la emisión monetaria descontrolada, entre otros males que afectan a la sociedad.
Para lograr un cambio real en Argentina, es fundamental romper con el atraso, el fanatismo y el autoengaño que han lastrado al país durante décadas. La estrategia de Milei, al igual que la de San Martín en su época, busca transformar el entorno macroeconómico y político para liberar a Argentina de las cadenas que la atan.
En realidad San Martín fue muy discutido por salir a dilapidar recursos y tiempos fuera de los límites, en lugar de quedarse defendiendo las fronteras. Milei hace la misma estrategia, salvo que puso a un gran equipo para también defenderla puertas adentro.
Más de dos siglos después, las estrategias de poder siguen vigentes, ahora en un contexto de batalla cultural y manipulación ideológica. La postura de Milei, al liderar una agenda de relaciones internacionales y acelerar cambios políticos y económicos, desafía la división global actual y busca reposicionar a Argentina en el escenario mundial.
A pesar de las críticas y las opiniones encontradas, la determinación de Milei de impulsar una agenda contracorriente es un acto loable tanto desde una perspectiva humana como política, en medio de un mundo cada vez más polarizado y desafiante.
Bukele, Milei, Italia… y muchos más tienen prioridades vitales compartidas:
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Mieli es claro, no al terrorismo en ninguna de sus formas.
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No a la delincuencia organizada en ningún ámbito, ya sea privado o estatal.
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No a la inmensa sobredimensión del Estado y a la estructura política burocrática y de linaje (Casta).
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No a la corrupción en el aparato estatal y al populismo.
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No a la emisión monetaria descontrolada, no al desequilibrio fiscal, no a la politiquería que defiende y distorsiona la inflación, el exceso de puestos no productivos, la sobredimensión de planes, la ineficiencia y la falta de control en todos los sectores del Estado.
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No al complot entre empresas privadas, organizaciones internacionales y medios de comunicación militantes que son cómplices de un sistema que empobrece las culturas y las economías de los pueblos.
Para evitar que esto siga ocurriendo en Argentina, se necesita un cambio profundo. Permanecer solo en Argentina no será suficiente a corto plazo, ya que el país está considerablemente rezagado, más de lo que se reconoce y mucho más de lo que la política estatista desea admitir.
Argentina sufre de retraso, sesgo, fanatismo, aislamiento y, lo que es peor, autoengaño de larga data. Lo que Mieli está llevando a cabo es, ni más ni menos, que la estrategia global y generosa de San Martín. Para liberar a Argentina, es crucial transformar el entorno macro. Esta estrategia es sumamente inteligente, clara y coherente.
Más de dos siglos después, con la explosión de medios de comunicación y cultura, y la actual batalla cultural en curso, las estrategias de poder siguen siendo las mismas. Sin embargo, ahora, a través de la manipulación ideológica, aquellos considerados "severos, rectos, ordenados" son tildados de locos.
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Desde una perspectiva periodística, de análisis de mercado o geopolítica, resulta evidente que el gobierno actual de España, el de Venezuela, Cuba, Irán, los K, la izquierda latinoamericana, el gobierno actual de Colombia y Brasil, y el islamismo radical comparten intereses comunes. Si ampliamos el panorama, veremos que Rusia, China y Corea del Norte también son parte de los mismos intereses de este grupo.
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Por otro lado, encontramos a Estados Unidos (incluso los demócratas), el republicanismo, Donald Trump de manera marcada y contundente, gran parte de la OTAN, la nueva derecha española, la centro-derecha española, el gobierno italiano, el inglés, Israel, algunos países árabes (aunque lo disimulen) y en América Latina, Bukele, países como Paraguay y Milei.
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Mieli está liderando una vasta agenda de relaciones y acelerando eventos políticos y económicos a nivel macro, mientras su canciller y su equipo recibe constantes llamadas y solicitudes de reuniones y acuerdos.
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Mieli está recuperando un siglo de atraso en cuestión de meses, trabajando en un mundo profundamente dividido, guste o no.
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Es evidente que muchos abogan por evitar conflictos y mantenerse al margen. Sin embargo, esta postura ha permitido que regímenes tiránicos como el de Venezuela continúen sometiendo a sus pueblos, al igual que sucede con Cuba.
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Mientras el tiempo avanza y se discute lo obvio, las redes de poder que confunden democracia con demagogia, que tergiversan el fascismo como rectitud, que mezclan populismo con la lucha por derechos igualitarios, y que distorsionan los principios fundamentales del Estado, continúan sacando provecho en todos los ámbitos políticos.
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Esto resulta perjudicial para la prosperidad de las naciones, más allá de preferencias y opiniones personales. Esta suerte de perversión de la política, de los partidos políticos y de las instituciones de estado, requiere una reforma Luterana en cierto modo.
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La falta de autocrítica y el sesgo militante, la falacia ideológica, la tergiversación política es demasiado evidente hoy en el mundo, y requiere una revisión filosófica de las ideologías y concretamente, es imperioso un cambio hacia la impecabilidad de administración de estado, y esto es una causa global.
Esta situación va más allá de preferencias personales o ideológicas. Es un hecho contundente.
Mieli ha tomado la decisión, como pocos, de impulsar una agenda “contraria” común, lo cual es, una acción loable, dado los muy malos resultados obtenidos en las últimas décadas del avance de ideologías estatistas y de izquierdas, tanto desde una perspectiva humana como política y económica.
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