Comenzamos reflejando que lo que pasa en Argentina, también está pasando en muchos países de América. ¿Dónde van a migrar las familias argentinas? ¿por qué migran? ¿qué piensan de su país, de su cultura, de la política, no sólo la que ejercen los políticos, sino principalmente la que sus conciudadanos practican?
¿Qué sienten que ya no pueden aceptar en su país? ¿Por qué, pese al dolor de una mudanza, de despojarse de un montón de cosas y de tener que empezar de nuevo, manifiestan que sienten paz, tranquilidad, fe, entusiasmo y la sensación de haber decidido lo mejor para sus vidas y la de sus familias?
Lo primero que hay que decir sobre la migración: Existe una “convencimiento popular” en Argentina, que la gran mayoría de quienes migran extrañan horrores, vuelven, les va mal, la pasan muy complicado, y que sienten que no hay como país de origen para vivir.
No podemos aseverar que quizás quienes migran solos (jóvenes fundamentalmente), algo de eso pudieran llegar a sentir, pero en la investigación sobre familias es contundente que esa verdad popular es totalmente falsa.
Los números claros surgen de las entrevistas de más de dos horas que se realizaron a:
· 47 parejas con dos o más años de radicación en el exterior.
· 49 parejas con un año migradas o en proceso de migración en el exterior.
La investigación se realizó en los periodos entre Marzo y Junio 2022.
Primer dato relevante:
Del total de entrevistados, 68 familias se relevaron viviendo en el exterior, por lo menos desde hace un año, de ellas solo una pareja ha decidido por ahora volver y quedarse en Argentina. Si bien otras 5 familias han regresado en algún momento al país por distintas razones, 4 de esas mismas ya volvieron a irse, y la restante está preparándose para irse nuevamente.
Es decir que 67 sobre 68 familias manifestaron claramente que su vida mejoró drásticamente fuera de Argentina.
1. Se confirmó que el 99% de los residentes argentinos encuestados que están en el exterior, quieren quedarse en el exterior.
2. También sienten que viven en comunidad argentina, sobre todo para los residentes en Miami, Orlando, Barcelona, Madrid, Uruguay, Brasil, México, resto de España; por ejemplo, manifiestan que siguen disfrutando de las mismas costumbres argentinas “casi” como si vivieran en Argentina e incluso igual, por supuesto no es lo mismo lo que sienten los que residen en países árabes, nórdicos o en Oceanía, pero todos manifiestan que las comunidades que se forman de latinos y de argentinos en el exterior logran crear esa burbuja que protege emocionalmente a quienes emigran del país.
“Mis hijos ven más fútbol argentino, comen más asado y se juntan con amigos argentinos, más de lo que nosotros (los papás) lo hacíamos en Argentina”, es una frase casi idéntica declarada en la mayoría de las familias radicadas en la Florida.
Pero lo que es muy notorio, sobre todo en determinados lugares de México, España y sobre todo de Miami, es que claramente, y sin dudas, las familias manifiestan vivir “como si estuviesen en Argentina”, pero sin los enormes problemas de dicho país, y con muchos más beneficios económicos, de seguridad, estabilidad, de libertad y de paz.
La pregunta es: ¿Por qué en Argentina existe el mito de que emigrar implica sufrir mucho? Obviamente que está el espíritu de patriotismo que naturalmente debe inspirar a quedarse en suelo natal, pero le preguntamos este interrogante a los argentinos que residen en el exterior y se encontraron las siguientes coincidencias:
A) Este mito es un mecanismo de autodefensa por no poder asumir, por impotencia de quienes se quedan, tanto por no tomar la decisión de migrar, por no poder o simplemente por no querer irse. Es una forma de negar la muy mala situación general del país, que no es un problema “determinado”, es una cuestión global y muy fuerte del ser del país. (Lo que en argentina en el bar le decimos es un problema cultural).
El 95% de las parejas piensan que Argentina no logra ver todo lo mal que está y que se autoengaña categóricamente, y enfatizan que ya es demasiado la tergiversación de toda la situación y la falta de cambio.
Solo un porcentaje menor de los entrevistados, que sus racionales de migración no fueron estrictamente una decisión producto de una gran disconformidad, sienten que la mirada de Argentina sobre su situación es medianamente objetiva. El 95% de los encuestados piensan que los argentinos están absolutamente dormidos, anestesiados y auto engañados, y que la situación sociocultural es sumamente grave; porque de otra manera, si uno no se autoengaña, no es posible soportar el día a día, las injusticias, la corrupción y vivir en medio de un gran “caos de incertidumbre” desde hace muchas décadas.
B) La gran verdad: la mayoría de quienes migran de Argentina no están enojados con los políticos, están absolutamente decepcionados, tristes, enojados, cansados de alguna manera con… sus propios amigos, vecinos, primos, hermanos, padres, jefes, con la iglesia, con los compañeros de trabajo, con sus conciudadanos. ¿Cómo? Más del 90% de los consultados (individualmente), afirman que el problema de Argentina es que mucha gente es parte de la cultura corrupta de la política, de los gremios muy equivocados y también muy corruptos culturalmente y del fundamentalmente del estado voraz.
Por esto es que esta investigación y sus notas son absolutamente confidenciales, y los datos han sido numerados sin guardar ningún registro, data y relación de los entrevistados. Porque lo más doloroso de una familia que decide irse, es sentir que no pertenece a su entorno cercano, que no es escuchada por su propios conciudadanos.
El 92% de las familias dicen no coincidir en casi nada con la “idea” de organización social de Argentina, que hace décadas o que “desde siempre” existe, están casados del “Argentina es así”. No logran entender cómo Argentina acepta lo que está pasando en todo el sentido de la palabra.
Las tres palabras más usadas para describir a los migrantes, y por qué Argentina no mejora son: autoengaño, negación, complicidad.
Espontáneamente en 74 entrevistas se menciona algún grado de sentido de culpa y de complicidad con una cultura corrupta de Argentina, que sienten tuvieron que hacer en el país o están haciendo (los que están en proceso de migración y aún viven en el mismo) para poder “sobrevivir” en medio de un caos cultural.
Son muchos ejemplos similares que surgen casi con una repetición muy marcada, y de manera abierta, casi instintiva, donde declaran que Argentina está en un situación obvia de decadencia cultural que nadie asume ser parte y responsable.
Los inmigrantes, o futuros inmigrantes, manifiestan que ni la música, ni los medios, ni los grupos de chats, ni el escapismo de las charlas cotidianas, ni la dinámica de hacer negocios y por supuesto, ni la política, son algo que esté generando un camino de excelencia en Argentina, lo que implicaría que se necesita un drástico cambio del hacer, pensar, y sentir en todo. Para ellos, la tendencia es más de lo mismo, y la razón por la que se van es por la sencilla negación de esta verdad repetida para ellos desde hace décadas.
La sensación reiterada en quien migra de Argentina es que el país no tiene sentido que no cambie drásticamente o marcadamente todo.
Las situaciones en donde se sienten culpable de ser parte de una sociedad mediocre y cómplice de la corrupción, van desde conducir pésimo, no frenar en todas esquinas como debería ser, hasta tratar de pagar la menor cantidad de impuestos posibles, ya que el 98% de los encuestados, piensan que la cantidad de impuestos que se paga en Argentina es absolutamente totalitario, abusivo, inconcebible y muchas cosas más negativas del estado.
Quienes deciden irse, literalmente piensan que Argentina les roba la vida a la gente, y que la gente no hace nada para impedirlo.
Les contamos en otra nota, otra dos verdades reveladoras sobre los argentinos que emigran.
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