No obstante, el objetivo inicial de Dimitrelos al adquirir esta cárcel es transformarla en una sede de su empresa de investigación científica de algas para productos de belleza, nutrición y salud, llamada “Algae to Omega”.
La idea del turismo carcelario surgió cuando el administrador y cineasta Rob Goodman, uno de los mejores amigos de Geronimos Dimitrelos, publicó un aviso en la aplicación web de alquileres temporales Airbnb para ofrecer alojamiento por 100 dólares la noche en una celda de la edificación que fue una penitenciaría hasta 2012.
Aunque la publicación que hizo Goodman fue sólo una prueba, recibió gran cantidad de solicitudes y tuvo que retirarla. Por ahora, el lugar no cumple con las condiciones necesarias para ser un hospedaje turístico ambientado en su anterior función.
Las instalaciones de este otrora centro de reclusión tienen una extensión de más de 40 hectáreas, donde hay 17 edificios que recluyeron hasta 484 prisioneros de entre 14 y 18 años de edad. Ciertas secciones permanecen igual que en ese momento, como la librería o la enfermería, que sigue teniendo algunas de las camillas y los aparatos médicos. Las celdas conservan las camas de hierro, la letrina y el lavamanos. También están las duchas, ubicadas a los lados de los pasillos.
Estas características hacen de la posible “cárcel turística” la locación perfecta para una película de terror. De hecho, Rob Goodman comentó que han recibido propuestas de productoras audiovisuales interesadas en hacer ahí su rodaje. Sin embargo, tanto él como Dimitrelos aclaran que la prioridad es el “negocio millonario” que les implica construir en ese terreno el primer centro de investigación en el mundo dedicado a las propiedades de las algas.
Así también, Goodman expresó que pretenden “encontrar un equilibrio” entre el desarrollo de Algae to Omega y aprovechar el potencial turístico de la prisión abandonada.
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