Tampoco es nueva la sensación de que la vida mostrada simula la vida vivida. Aquí, dentro de los posteos, stories y reels, la instantaneidad invita al usuario a mostrar. La veracidad y autenticidad son permeables, como lo son en los edificios, los barrios, los pueblos, las ciudades, las oficinas, las casas, las camas. Por ende, Instagram no se aleja de una conducta más humana e histórica de lo que parece. ¿Acaso leyendo Jane Austen no se logra identificar lo mismo pero sin smartphones?
Instagram, un instante de apariencias:
La red social que forma parte de las marcas Meta, ha tomado un gran protagonismo por su versatilidad sobre el uso de la imagen, los videos y la estética visual, un protagonismo que quizás deba hacernos reflexionar sobre ello.
Aquí, lo trascendente es que según Data Reportal “Instagram tiene al menos 1448 millones de usuarios en todo el mundo en julio de 2022. Esta cifra sugiere que el 23,1% de todas las personas mayores de 13 años en todo el mundo usan Instagram hoy”. Su incidencia en el desarrollo del mundo es real. Otras redes también sugieren un análisis con respecto al cierto paralelismo entre la autenticidad y la realidad, lo íntimo y lo público, lo veraz y lo ficticio. El juego es más humano que tecnológico, más profundo que superficial y, quizá, más preocupante que esperanzador.
Las redes sociales se usan cada vez más, pero ¿están cansando a ciertos usuarios y a las marcas? ¿Sus resultados empiezan a decaer?, mirá este disruptivo informe:
Estrategias disruptivas vs. mega tendencias del marketing 2022/23
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