Si se profundiza el análisis buscando en el consumo per cápita, se notará que, según datos de la Organización Internacional del Vino y la Viña (conocida como OIV), el indicador se encontraba en 12,3 litros por persona en el año 2019, dejando al país en el 18° lugar; muy por detrás de Portugal (51,9 L), Francia (46,9 L) e Italia (46 L) que conforman el top 3. Estos datos no deberían llamar la atención ya que los países nombrados son los protagonistas del conocido “viejo mundo” vitivinícola. Sin embargo, una vez que entra en escena el potencial del mercado a medio y largo plazo, Estados Unidos vuelve a tomar importancia, dado que es el tercer país más poblado del mundo por detrás de China e India.
En términos de producción, el ranking global está liderado por Italia con una cantidad anual de 5.020 millones de litros, mientras que Estados Unidos se ubica en cuarto lugar con 2.410 millones de litros. El top 10 tiene dos participantes latinos, Argentina con 1.420 millones y Chile con 1.340 millones. Es decir, Estados Unidos está entre los líderes en términos de producción y consumo y lleva con firmeza y solidez su rol de líder del “nuevo mundo” del vino.
Una industria centenaria
Al igual que otros países de las Américas, Estados Unidos remonta su historia vitivinícola a la época de la conquista europea, allá por el S. XV. Los españoles y los franceses, con una trayectoria de larga data en la industria, trajeron consigo las primeras plantas al continente, buscando primero variedades que eran famosas y de calidad en su región. Así llegaron con, por ejemplo, moscatel. En aquel momento no existían los estudios de terroir utilizados en el presente, por lo cual era muy común que se plantara lo mismo que se hacía en el país de origen, con una mínima atención al clima y el suelo local. Sin embargo, dado la irrupción de la filoxera, debieron poner atención a emergentes variedades locales como por ejemplo Niagara, Cawtaba y Marechal Foch.
En el S. XVIII la producción de vino llega a California, por el trabajo de misioneros españoles que comenzaron en San Diego, y luego se movieron hacia el norte, llegando a Napa y Sonoma, que hasta hoy son sinónimos de vino de calidad en todo el mundo.
Hoy en día, si bien el 90% del vino producido en el país viene de California, cabe destacar que todos los estados producen esta milenaria bebida. De hecho, la bodega más antigua aún en funcionamiento, Brotherhood Winery, no se encuentra en el estado del Pacífico sino que se encuentra en el este, más precisamente en Washingtonville, Nueva York.
Con vista al mar
Miami, cabeza del condado de Miami-Dade, es un destino conocido por ser la meca del placer y el relax en Estados Unidos, la región e incluso el mundo. En la ciudad viven 461.000 habitantes, y en la zona urbana unos 5,4 millones, posicionándo como la sexta ciudad más densamente poblada del país. En términos económicos, la ciudad del sol tiene un ingreso promedio por residente de US$ 34.000 anuales, siendo la más rica del Estado, que a su vez es el cuarto más potente económicamente del país. Además, Miami recibe alrededor de 12 millones de turistas al año. Un panorama espectacular para turismo y negocios.
En este contexto, la zona no es conocida precisamente por su producción vinícola, y se la relaciona, sin sorpresas, con productos más caribeños, como el ron, la cerveza y los cigarros. Uno cierra los ojos, se eleva y amanece en Florida. Difícilmente aparezcan imágenes de viñas, cosechadores de uvas, prensas y líneas de envasado de botellas cónicas. Tal vez esa imagen quede más conectada a California.
Sin embargo, como ya fue dicho, el vino no es de producción exclusiva de los estados del pacífico, y de hecho en Florida se produjo el primer vino estadounidense a partir de muscatel. Asimismo, el estado cuenta con una asociación de productores, la “Florida Grape Growers Association”, que regula las más de 20 bodegas certificadas de la zona. Tomando Miami como punto de partida, se puede ir hasta Emerald Coast Wine Cellars (a 632 millas) y volver pasando por Henscratch Farms (a 180 millas) y luego terminar en Schnebly Winery (a 42 millas), que lleva orgullosa su eslogan de “Southernmost winery in the United States”.
En términos de consumo, la ciudad es protagonista, siendo la tercera área metropolitana con mayor consumo del país (por detrás de Nueva York y Los Ángeles), con una cuota de mercado del 3,6%. En Miami es posible conseguir vinos de todo el mundo y de todas las regiones. Los empresarios locales saben que deben dar respuesta a la alta demanda local e internacional, pasando por todo tipo de consumidor, tanto por gusto como por capacidad de gasto. A su vez, existen al día de hoy más de 40 restaurantes miamenses listados en la Guía Michelin, lo cual es un indicador de gastronomía de alto nivel, generalmente acompañada por vinos excepcionales. Por lo tanto, la presencia de sommeliers y connoisseurs es altísima.
Entre las variedades más elegidas se encuentran los vinos tintos y el rosado va ganando relevancia. Asimismo, las bodegas más destacadas son de origen local, europeo y sudamericano. Entre estas últimas, Catena Zapata y Concha y Toro destacan y lideran la presencia regional en el norte. A su vez, es posible conseguir vinos de bodegas menores que buscan su lugar en la creciente escena vitivinícola miamense. En este sentido, es importante destacar que existen en la ciudad decenas de eventos y ferias relacionados a la industria, como la Miami Wine Festival que tendrá lugar en noviembre de este año, reuniendo a productores de 10 países líderes del sector (Italia, Francia, Alemania, España, Portugal, Chile, Sudáfrica, Argentina, Australia y el local Estados Unidos).
Miami es una ciudad vibrante que atrae inversores y turistas de todo el mundo. Un mercado de primer nivel donde todo productor que aspire a llegar debe contar con la suficiente fuerza y flexibilidad para posicionarse en una de las capitales del mundo Latino.
En las siguientes notas detallaremos por qué Chile y Argentina son tan importantes para USA y para Miami y por qué el gran país de Sudamérica creció tanto en los últimos años.
Ver parte II aquí.
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(Nota co creada con Dino Dal Molin, Marcelo Maurizio e Imanol Martinez Peralta, desde España)
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